Empecé por coger fuerzas en el bar del pueblo (café y tostada) y por ponerme al día con la prensa. Sobre las 09:00 empiezo a andar, pero... vuelta al albergue, se me olvidó el bordón. Lo recojo y salgo hacia Sto. Domingo de la Calzada. La mañana está algo triste por aquí, el sol está totalmente oculto por las nubes, los caminos muy mojados y al ratito aparece "la picota de Azofra", símbolo de la justicia, asemeja a una espada clavada en la tierra y allí, cuando alguien atenta contra la ley, será puesto en evidencia ante los demás... eran otros tiempos, pero las piedras siguen allí unas encima de otras hasta configurar ese símbolo ancestral.
Las perdices suenan a lo lejos y los pajarillos cantan... hoy más confiados, por que no sienten la amenaza que supone mi cámara enfocándoles. Aún no tengo la batería y por eso voy un poco más pesado, menos suelto y entretenido que otros días... me falta el elemento favorito de mi equipaje, el instrumento para contar historias del camino, donde registro casi todo lo que pasa... ya llegaré a Sto. Domingo y la recuperaré pronto, allí me la tienen guardada.
Los caminos empiezan a ponerse casi imposibles, llenos de barro rojo... a ver por donde piso ahora que no se me carguen de barro las botas... ahora a la derecha, ahora por el centro, ahí por la senda de hierba del borde... un suplicio... y por eso y por falta de señalización... pues me desvío por otro camino que tenía menos barro y resultó que perdí las señales... vuelta al barro y a sumar 1 Km por falta de atención. Es el camino de barro pegado a la autopista... y ¿cuanto durará esto?... pues lo que dure, adelante y tranquilo... antes o después se arreglará. Un desvío, bien señalizado... área de descanso para ciclistas... el trayecto algo más largo pero el camino mejor... pues por ahí voy... y en el área de descanso un cartel nos indica que allá por el siglo XI, cuando el ahora Santo, Domingo vivía y construía puentes y caminos por aquí esta zona era boscosa y costó mucho abrir un camino para que los peregrinos pudieran pasar. Según indica el cartel, en la catedral hay una hoz de las utilizadas en esa tarea. En el area de descanso, también hay una construcción de piedra, que, según dice el cartel, es como una caseta de vigilancia "guardaviñas", para evitar el robo de las cosechas de los viñedos.
Descanso un rato y veo como los campos lucen bajo las nubes: por aquí, las tierras rojas preparadas para la siembra, por allá, verdes ya por el cereal que va creciendo, más allá, los viñedos y de vez en cuando tierras lista para plantar nuevas vides (los emparrados ya puestos), que serán el origen de las cosechas del futuro y de los nuevos caldos que nos ofrecerá esta tierra en años venideros.
Y como siempre, mi amigo el sol, hoy sobre las 12:10, consigue colarse por entre las nubes (no hay foto)... avanza el tiempo y el cielo se va abriendo a medida que me voy acercando a Sto.Domingo de la Calzada. Antes pasé por Cirueña, viejo pueblo minúsculo, que ahora ha crecido como segunda residencia de habitantes cercanos aficionados al golf; magnífico campo de golf aprovechando las lomas y los cerros de la zona, un espacio natural increíble en lo alto de la colina. Allí, en lo alto, las instalaciones del club de golf y bastantes construcciones (bloques de pisos, chalet adosados...).
Ya queda menos para llegar a Sto. Domingo... pero aún no lo veo... a ver si desde aquel cerro... tiene que ser que sí, por que me falta una media hora para llegar. Finalmente aparece allí abajo... y lo más visible... la torre de la catedral. El camino baja... voy perdiendo la vista del pueblo y de la torre de la catedral... Ufff! casi se oculta del todo... pero no.. parece como si el arquitecto de la catedral hubiera previsto que no se perdiera de vista la referencia al venir por el camino; la aguja de la catedral se sigue viendo mínimamente hasta que empieza de nuevo la subida y vuelve a aparecer, la torre y el pueblo entero. Ya no lo pierdo de vista y sobre las 12:50 entro...
En Santo Domingo de la Calzada
Hago algo de compra... comeré en el albergue donde me dejaron la batería y el cargador. Después de unas vueltecitas, llego al albergue donde me recibe Rubén y me da toda serie de explicaciones, de facilidades y, por supuesto, la batería con el cargador. Descargo, dejo allí mis cosas, como... veo a otros dos peregrinos: Alfonso de Valencia que empezó en St. Jean de Pie de Port el pasado día 15 y Juan Francisco de Tarragona que empezó en Logroño hace dos días.
Acabo de comer, bajo y me encuentro a Imma, con quien hable ayer por el teléfono de Simón. Ella me cuenta cosas sobre la Cofradía del Santo (Domingo de la Calzada), que es quién pone a disposición de los peregrinos este SUPER magnifico albergue... Gracias a todos por vuestra ayuda:
Albergue de la Cofradía del Santo (Domingo de la Calzada), en el centro y con una perfecta señalización dentro esta histórica (más de 900 años) y bonita ciudad. Los hospitaleros voluntarios los facilita la Asociación de Amigos del Camino de Santiago.
Busco un locutorio, está cerrado. Tomo un café y por casualidad paso por otro locutorio abierto y aquí estoy avanzando en el Blog. Dentro de un rato, cogeré mis trastos y me iré a Grañón... no me quedo porque prefiero seguir acercándome a Burgos, no por falta de ganas... ¡ y con este albergue... estás tonto !
Las cosas de Sto. Domingo de la Calzada
> El Santo: Un ermitaño de nombre Domingo que vivía en lo más sombrío del bosque, decidió salir de él y dedicar sus energías a facilitar el viaje a los peregrinos. Construyó un puente sobre el río Oja, abrió un sendero seguro por el medio del bosque y por fin levanto un hospital y un templo para el socorro material y espiritual de los peregrinos.
> El ahorcadito y el corral de la catedral: Un matrimonio y su joven hijo se dirigen a Compostela. En Sto. Domingo se hospedan en un mesón y la hija del mesonero se enamora del chico. Este no la corresponde y ella, para vengarse, esconde una taza de plata en el equipaje del joven. Ella denuncia el robo, a el le registran y lo condenan a morir ahorcado. Sus padres continúan la peregrinación y comprueban que el joven, aunque está colgando de la soga, continua vivo (el Santo lo sostiene para que no muera). Los padres acuden al corregidor a contar el suceso y el corregidor comenta que está tan vivo como el gallo y la gallina asados que tiene encima de la mesa para su comida. Al instante, las aves recuperan las plumas y la vida, dando fé del portentoso milagro. Es por esto que en la catedral hay un gallinero (frente a la tumba del santo), donde siempre hay un gallo y una gallina blancos.
Las cosas de Sto. Domingo de la Calzada
> El Santo: Un ermitaño de nombre Domingo que vivía en lo más sombrío del bosque, decidió salir de él y dedicar sus energías a facilitar el viaje a los peregrinos. Construyó un puente sobre el río Oja, abrió un sendero seguro por el medio del bosque y por fin levanto un hospital y un templo para el socorro material y espiritual de los peregrinos.
> El ahorcadito y el corral de la catedral: Un matrimonio y su joven hijo se dirigen a Compostela. En Sto. Domingo se hospedan en un mesón y la hija del mesonero se enamora del chico. Este no la corresponde y ella, para vengarse, esconde una taza de plata en el equipaje del joven. Ella denuncia el robo, a el le registran y lo condenan a morir ahorcado. Sus padres continúan la peregrinación y comprueban que el joven, aunque está colgando de la soga, continua vivo (el Santo lo sostiene para que no muera). Los padres acuden al corregidor a contar el suceso y el corregidor comenta que está tan vivo como el gallo y la gallina asados que tiene encima de la mesa para su comida. Al instante, las aves recuperan las plumas y la vida, dando fé del portentoso milagro. Es por esto que en la catedral hay un gallinero (frente a la tumba del santo), donde siempre hay un gallo y una gallina blancos.
Después de comerme un "ahorcadito" (pastelería en la calle Pinar sobre el número 30), recogí mis cosas del albergue y me puse a tomar unas fotos de monumentos de Sto. Domingo antes de cruzar el puente y empezar a disfrutar de la puesta del sol.
Ando medio cojo (el pie izquierdo me molesta delante y detrás). Sigo avanzando, charlo con familiares y amigos y la noche va cayendo. Al fondo veo un pueblo ya con las luces... las obras de la autovía desvían el camino, el pueblo desaparece, la cuesta se empina y cuando llego arriba vuelvo a verlo.
El camino se me hace largo y pierdo la noción de la hora (no veía y pensé que llevaba más de 2 horas andando). El desvío parece que alarga el camino, hay que ir por un camino un poco más alejado, pasar el cementerio, entrar por el extremo contrario y volver hacia el centro del pueblo.
Al final, sobre las 07:55 (la cámara fue la que me dijo que había tardado solo 1:30 en los 8 Km), llego a la iglesia. Está allí esperándome y en el lateral veo un letrero "hospital de peregrinos". Entro, subo las escaleras y allí me la encuentro a ella:
Melani, la preciosa hospitalera alemana de la que me habían hablado ya en Najera. El albergue, una delicia; en el lateral de la iglesia en la parte alta... un refugio para los que andamos por los caminos, madera, chimenea, confort, música de Haendel (El Mesías) y el calor humano de todos los que allí estaban o fueron llegando (sitio inolvidable). Gracias a Jesús García, el párroco con quien compartí charla y cena.
Llegaba sudando y con ganas de ir directo a la ducha. Vi a algunos otros peregrinos y deje el saludo para después, cuando estuviera más aseado. Me ducho, me cambio, bajo y las presentaciones: David de Polonia que empezó en Barcelona, Xose de Galicia que va en sentido contrario a ver a la Moreneta de Monserrat, Daniel de Francia que va de Roncesvalles a Compostela y después irá a Finisterre para volver andando al punto de partida (Roncesvalles).
Llegaba sudando y con ganas de ir directo a la ducha. Vi a algunos otros peregrinos y deje el saludo para después, cuando estuviera más aseado. Me ducho, me cambio, bajo y las presentaciones: David de Polonia que empezó en Barcelona, Xose de Galicia que va en sentido contrario a ver a la Moreneta de Monserrat, Daniel de Francia que va de Roncesvalles a Compostela y después irá a Finisterre para volver andando al punto de partida (Roncesvalles).
Poco a poco vamos desfilando a la parte superior donde sobre unas colchonetas, descansamos, leemos y también roncamos. Me despierta la campanada de la media de las 2 a.m. y me levanto. Reavivo el fuego y me pongo a leer... escucho las 3 y hasta las 4. Vuelvo a mi saco y hasta la hora de diana (sobre las 7:30). Noche tranquila que dio para mucho y recuerdos para este blog y para mi "experiencia vital personal". Gracias a todos.
