Saldo algo antes de las 9 y me cuesta coger el ritmo. Los excesos se pagan y ayer fue una jornada larga y acabé un poco tocado por caer en la tentación de trotar la cuesta abajo. A pesar del confortable descanso que me proporcionaron mis amigos de Mauleon, el cuerpo está perezoso. Empiezo despacio, es cuesta arriba... al rato pierdo las señales. Vuelta atrás a buscarlas, me había pasado el desvío (me fui al pasado y me costo un esfuerzo adicional volver al presente, al ahora). Enseguida sale una senda que me mete por el monte, unos ratos mejor que otros, el terreno es de subidas y bajadas y avanzo despacio.
Salgo del monte y sigo por un camino, donde me encuentro con puertas. Alguien ha secuestrado un trozo del camino en beneficio propio... tiene integrado ese trozo del camino en su granja y ha puesto puertas para que no se le escapen los animales; los perros ladrando y defendiendo su territorio.
Salgo del monte y sigo por un camino, donde me encuentro con puertas. Alguien ha secuestrado un trozo del camino en beneficio propio... tiene integrado ese trozo del camino en su granja y ha puesto puertas para que no se le escapen los animales; los perros ladrando y defendiendo su territorio.
Más adelante llego a un pueblo... bajadas, subidas y de nuevo en el monte. Las ovejas vascas, los pirineos regalándome las vistas de sus cumbres nevadas y el sol que me acompaña en todo momento, a pesar de ser primeros de febrero. Las vacas en los prados, las águilas disfrutando del vuelo y mostrándome sus habilidades y las granjas en el camino, como la de Mme. Duhalde, la señora que estaba arando el huerto y que me proporcionó agua para llenar mi botella.
El hasky amigo que me acompañó desde la granja de Mme. Duhalde hasta su casa, unos cuantos metros más adelante...
y así, entre granjas, perros, vacas y de vez en cuando alguien con quien charlar, llego a Ordiarp siguiendo el rutómetro, el GR78 que desde Ordiarp tirará hacia St. Jean de Pie de Port.
Yo no voy a seguir por ahí, ya que he decidido ir por la carretera que me llevará a unir con el GR65, el que viene de Burdeos y pasa por Ostabat y Larceveau y después entra en St. Jean de Pie de Port, antes de acceder a España y llegar a Roncesvalles.
Pido una cerveza y el Universo se la saca de "Le Chistera"
Nada más coger la carretera hacia Musculdy, que me llevará hasta Larceveau (donde espero dormir), me empieza a apetecer beber y comer algo y pido al Universo que pronto aparezca esa cerveza que deseo. Miro los mapas y veo que hay posibilidades, Musculdy está a unos 3 kilómetros.
No hizo falta esperar tanto, ya que no llevaba un kilometro cuando veo un letrero "Bar Le Chistera" y nada más llegar a la cima de esa subida, allí está el Bar y bastantes coches y camiones. El Universo me proporcionó la cerveza que acababa de pedir (se la sacó de la chistera):
y se hace corta la espera,
al subir a la colina,
aparece en "Le Chistera".
Entré y lo primero LA CERVEZA. Después comí un magnífico potaje, similar al del día anterior. Un buen cazo del que di cuenta sirviéndome uno, dos platos... y un poco más ¡gracias Mme. Hugordaj!
A seguir que aún queda mucho camino y tengo por delante un puerto de los del Tour (pero de escasa altitud 495 m -una subida de unos 250 m de desnivel-).
A seguir que aún queda mucho camino y tengo por delante un puerto de los del Tour (pero de escasa altitud 495 m -una subida de unos 250 m de desnivel-).
En Musculdy veo a otro hasky; este está herido y con mucho miedo... no quiere nada conmigo. Poco a poco voy subiendo por la carretera y van apareciendo ovejas y más ovejas. Curiosa la estampa de 6/7 ovejas en un prado todas alineadas como si fueran soldados en formación. También aparecen caballos y unas formaciones rocosas que conozco bien porque cerca de mi casa en la costa mediterránea hay una formación igual (las margas).
El mastín confiado y el rebaño que se recoge
Voy sumando kilómetros y llego a un pueblo... allí un mastín acude a mi llamada y se deja acariciar y filmar y hacer todo lo que quiero. Estaba en la carretera, no había vallas que impidieran nuestro contacto y además se cumplía la condición imprescindible para que fuera tan confiado: su dueño estaba allí al lado.
Confirmado una vez más que los perros necesitan seguridad para poder mostrar su cariño a los desconocidos.
Al rato aparece otro pueblo, Bunus y allí se forma un lío tremendo. Un rebaño enorme de ovejas viene por la carretera hacia su corral, coches detrás de las ovejas y en sentido contrario, el pastor que dirige la operación, el perro del rebaño y en medio de todo este embrollo, el peregrino filmando lo que sucede y pendiente de los coches y el tractor que sale del campo de la izquierda. Saludo al pastor mientras se van recogiendo todas las ovejas con ayuda del perro. Al fin, se normaliza todo y sigo mi camino... a por el siguiente pueblo, Larceveau ya no debe estar lejos.
Acercándome hacia Larceveau el sol va bajando y empieza a mostrar un bonito atardecer. A la izquierda tengo montañas y empiezo a pensar en el día de mañana... ¿cómo encontraré el camino de Santiago que viniendo desde Ostabat tiene que pasar cerca de Larceveau?
Veo que sale una carretera a la izquierda y me anuncia un pueblo en la cumbre de la montaña ¿sería bueno ir por ahí? Miro los mapas y descarto la idea. Sigo y aparecen otros pueblos un poco alejados del camino. El sol sigue bajando y en algún momento se me esconde detrás de la montaña... más adelante vuelve a aparecer y me entretengo sacando fotos a las vacas a contraluz... y la puesta del sol maravillosa me deja unas imágenes preciosas en mi cámara.
Veo que sale una carretera a la izquierda y me anuncia un pueblo en la cumbre de la montaña ¿sería bueno ir por ahí? Miro los mapas y descarto la idea. Sigo y aparecen otros pueblos un poco alejados del camino. El sol sigue bajando y en algún momento se me esconde detrás de la montaña... más adelante vuelve a aparecer y me entretengo sacando fotos a las vacas a contraluz... y la puesta del sol maravillosa me deja unas imágenes preciosas en mi cámara.
Llegando a Larceveau.. hoy alcanzaré a mi destino antes de que acabe de ponerse el sol ¡ingenuo, ya das por hecho algo que aún no has conseguido!
Veo un hotel, entro y pregunto si tienen habitaciones libres. La respuesta no me la esperaba, fue un rotundo "NO". Increíble pero cierto, no tenían habitaciones (y era primeros de febrero). Me tomo una cerveza con las almendras que me llevé de Calpe y sigo mi camino hacia Ostabat que me supone ir en sentido contrario al que debo tomar para llegar a St. Jean de Pie de Port. Hoy hacia el norte y mañana a deshacer el camino andado... no hay otra opción ya que el otro hotel que hay en Larceveau hoy aún está cerrado... aunque el cartel anuncia que mañana ya estará abierto (lo que pasa por llegar con un día de adelanto... otra hora más de caminata para buscar donde dormir).
Las ayudas de Ostabat y el albergue de Lucia
El sol ya se puso hace rato y sigo por la carretera que me lleva a Ostabat. Camino con pocas fuerzas y la marcha lenta y pesada hace que el objetivo tarde en alcanzarse. Se me echa la noche y por fin aparece el desvío a Ostabat; otro kilómetro más... pronto veo un cartel "Ferme....", ¡a ver si ahí aparece mi cama!
El pueblo queda a la derecha y el letrero de la Ferme indica a la izquierda; no lo dudo, hacia la Ferme. Las indicaciones de la Ferme me llevan a girar para volver hacia atrás, ya en dirección a St. Jean y Roncesvalles... parece que por aquí llegaré al camino por donde tengo que ir mañana. Ya hay casas y al ser de noche decido preguntar. Llamo a una puerta y me abre una señora, es Mme. Gramontain que muy amable, se presta a llamar a la Ferme del anuncio para confirmar que están abiertos y pueden darme cama. Habla con su amiga y me dice que me espera y me da las indicaciones para llegar (seguir el camino, unos 10 minutos más, pero ya en la dirección a Santiago). Antes de despedirnos me pregunta si llevo linterna... ¡Gracias/Merci!... el último esfuerzo y estaré a salvo otra noche más. En efecto, a los 10 minutos estoy llegando a la "Ferme Gaineko Etxea" (Tnos. +33 559378110 y +33 672737856), donde Lucie Eyhart me recibe, me lleva al albergue y me pregunta si llevo comida para cenar. Le doy las gracias y le confirmo que no necesito nada más que una ducha y una cama.
El pueblo queda a la derecha y el letrero de la Ferme indica a la izquierda; no lo dudo, hacia la Ferme. Las indicaciones de la Ferme me llevan a girar para volver hacia atrás, ya en dirección a St. Jean y Roncesvalles... parece que por aquí llegaré al camino por donde tengo que ir mañana. Ya hay casas y al ser de noche decido preguntar. Llamo a una puerta y me abre una señora, es Mme. Gramontain que muy amable, se presta a llamar a la Ferme del anuncio para confirmar que están abiertos y pueden darme cama. Habla con su amiga y me dice que me espera y me da las indicaciones para llegar (seguir el camino, unos 10 minutos más, pero ya en la dirección a Santiago). Antes de despedirnos me pregunta si llevo linterna... ¡Gracias/Merci!... el último esfuerzo y estaré a salvo otra noche más. En efecto, a los 10 minutos estoy llegando a la "Ferme Gaineko Etxea" (Tnos. +33 559378110 y +33 672737856), donde Lucie Eyhart me recibe, me lleva al albergue y me pregunta si llevo comida para cenar. Le doy las gracias y le confirmo que no necesito nada más que una ducha y una cama.
La noche
Por la noche bien, aunque sobre las 04:40 me despierto. Voy al baño y me pongo a leer un rato "El poder del AHORA". Lo que leo es lo que he estado sintiendo hoy, la necesidad de asumir lo que nos va pasando como si lo hubiéramos elegido nosotros, es la única forma de sentirte bien y no sufrir, de no enojarse y de evitar la ira. Mi pensamiento en el trayecto de Larceveau a Ostabat siempre fue positivo: Así hoy mismo encontraré el camino por el que ir mañana hasta St. Jean de Pie de Port. Al final, encontré el camino y un colchón estupendo para descansar de la dura jornada.
Después de leer un rato y comprobar que voy asumiendo perfectamente lo que ocurre en mi camino, me duermo de nuevo hasta que suena mi despertador. El cuerpo recuperado y el ánimo a tope.
Después de leer un rato y comprobar que voy asumiendo perfectamente lo que ocurre en mi camino, me duermo de nuevo hasta que suena mi despertador. El cuerpo recuperado y el ánimo a tope.