Desayuno sobre las 07:30 al calor de la chimenea de la Mme. Noiget: Dulces franceses, tostadas con rica mermelada y té.
Me despido y empiezo mi camino hacia Oloron St. Marie. El sol sale sobre las 08:43 detrás de las montañas, justo un ratito después de que un águila haga acrobacias para mi. Por allí hay bastantes águilas y también granjas donde los gallos, a esas horas, se replican unos a otros. Tomo fotos a las granjas y al capricho de la naturaleza que hay en una tierra al lado de la carretera: Una enorme roca colonizada por árboles y arbustos, en medio de una parcela donde supongo cultivan cereal.
Los grillos de la exposición
Son las 09:10 y viene a mi mente un recuerdo de una exposición de un artista que no recuerdo en que ciudad (creo que en Valladolid), montó una exposición a base de poner grillos vivos pegados sobre tableros; también había un grillo que no estaba pegado sino enjaulado. El autor lo que quería mostrar al público era lo atrapados que nos tiene esta sociedad que hemos creado entre todos... una señora que fue a la exposición, se indignó tanto por ver sufrir a los grillos, que volvió con un spray anti vichos y los mató a todos excepto al que estaba en la jaula. El de la jaula fue un privilegiado ya que tuvo una segunda oportunidad... supongo que lo liberarían en algún momento y pudo seguir con vida... y quizas en libertad. ¿Por qué me vino este pensamiento? Muy sencillo, creo que no necesita explicaciones... tan vez todos somos grillos pegados a los tableros, pero yo creo que soy el de la jaula y me he escapado para hacer el camino de Santiago... ¡Eso merece un "hurra"!
Mi amigo portugués
Un poco más adelante, cambio de carretera y después ya me meten en un camino. Justo ahí lindando con la carretera y el camino, siguiendo la cerca de esa parcela, con una gran casa, veo a un hombre (ya mayor), partiendo unos troncos con el hacha. Cuando llego abajo, al final de la valla de ese lado, y tuerzo a la izquierda, allí encuentro a un amigo. Enseguida empezamos a charlar... me cuenta que es portu-francés y medio en francés, en portuñol y en español nos vamos contando cosas. Él me cuenta que es portugués y se llama Manuel, que tiene 75 años y que lleva mucho tiempo en Francia... también me dice que vendió todas sus propiedades en Portugal y que compró esa finca e hizo el mismo su casa, que tiene dos hijos y que las relaciones con ellos no son fáciles... hablamos de las relaciones de pareja, de los hijos y nieta/os y de lo que esperamos de ellos y de como pasar los años que nos quedan por vivir. El me cuenta que su mujer tiene 81 años y que todas las semanas tiene que comprarle 3 libros nuevos... a ella le gusta leer y él sigue necesitando estar activo, cortando leña o haciendo cosas con las manos... ¡Qué gran charla tuvimos! No quería dejarme marchar, había encontrado alguien a quien contarle toda su vida, sus miedos por lo que pueda pasarle, a él o a su mujer... lo buena que es la Seguridad Social francesa, la necesidad de tener una seguridad económica cuando se es mayor y no tienes en quien apoyarte ¡Las residencias cuestan mucho... me decía! Lo siento amigo Manuel pero tengo que seguir mi camino... sigue cortando leña y comprando libros a tu mujer.
Unos metros más adelante veo a dos caballos y un burro en un prado. Me desvío para saludarlos y tomar fotos. Enseguida se van acercando a la valla y consigo buenas fotos y mejores sensaciones. Uno de los caballos no me deja ni a sol ni a sombra, cuando me voy me sigue por dentro de la valla...
y cuando tuerzo y enfilo para seguir mi camino, viene trotando a la puerta que estaba justo donde acababa su cercado. Qué bello animal... me llevo su olor y fotos y vídeos preciosos y... espero que se me pegue algo de su nobleza.
Andando por las carreteras y por los caminos llego a Ogeu y allí compro mi primera cerveza. Hoy me la tomaré en el camino... ya veremos donde. Allí no había que comer y pregunto en la oficina de correos donde está el supermercado. Me lo indican y voy a ver si lo encuentro... en el trayecto me cruzo con las gallinas que están por allí en un parque del pueblo... y el gallo. Mientras les hago fotos, el gallo se oculta detrás de un árbol... yo que le iba siguiendo para fotografiarlo me muevo para encontrármelo por el otro lado y ... ¡Qué veo!, yo lo vi, pero mi cámara no tuvo tiempo de captarlo... el gallo no perdía el tiempo, allí mismo delante de mis narices montó a una gallina...
Encuentro el super y hago compra para ir provisto y poder alimentarme adecuadamente en cualquier momento y circunstancia.
Las vacas defienden su territorio
Las vacas defienden su territorio
Por no desandar el camino andado en busca del supermercado (sobre 1 Km), decido seguir por la carretera, confiando que, antes o después, saldrá un camino a la izquierda para recuperar la senda del Camino de Santiago. Después de un buen tramo por carretera, ésta se va alejando cada vez a la derecha y por tanto me resultará cada vez más complicado llegar al camino. Veo una vereda entre dos prados y por allí que me meto... aunque yendo por el prado en vez de por la vereda. Se me acaba el prado y me encuentro con otro prado con vacas y una cerca con alambrada; me paso, a través de la vereda, al prado del otro lado (saltando la valla de piedra). Continuo por ese prado, pero al final del prado de la izquierda no hay salida... las vacas del otro lado vienen todas corriendo y se acercan a la valla a verme (fotos).
Entre la valla alta y la vereda que está imposible, llena de zarzas, no me queda otra opción que volver atrás. Decido meterme por el prado de las vacas y entro como puedo... voy junto a la valla, pero por dentro. Percibo como me siguen, todas, sin hacerles mucho caso. De pronto una de ella se lanza hacia mi y me paro. Me doy la vuelta y la miro... se para... yo me acerco y ella retrocede. Intento acercarme y no quiere. Lo intento con otra y esa sí me permite acariciarla. Esto me sirve para que la otra más agresiva se calme. Por fin decido seguir y veo y grabo como todas ellas y a cierta distancia me siguen. Llego al final del prado y me despido. Salto como puedo el muro de piedra y entro en una granja donde me encuentro con el corderito mimoso, lo acaricio y me voy. Campo a través consigo llegar al camino correcto... ¡Vaya trago lo de las vacas!
Comida en el bosque (lentejas calentitas)
El sendero me lleva a otras granjas y finalmente se adentra en un bosque. Qué maravilla, qué paz, qué preciosa mañana soleada, qué árboles tan enormes... Camino fácil, emociones desbordadas y la cerveza en mi riñonera esperando a ser abierta. Cuando pienso en ella "la cerveza" me llega la inspiración:
Bueno se va haciendo la hora de comer, espero un poco hasta ver si encuentro un sitio ideal para hacer un poco de fuego y calentar mis lentejas. Después de bajar bastante, oigo un río... aquí me paro, comida en medio del bosque y con sinfonía del agua al pasar. Preparo un mini-fuego en medio del camino, pongo mi latita de lentejas a calentar y mientras tanto... ¡Abro mi cerveza y me tomo un aperitivo con mis almendras preparadas por mi mismo en Calpe! Las sensaciones os las podéis imaginar ya que no tengo palabras para expresarlo.
Doy cuenta de las lentejas en mi cacito y algo más (incluyendo el queso de la Mme de los Patou). Un ratito más de relax, visita al río y fotos, siempre fotos.
Retomo el camino y después de una larga marcha a través del bosque, paso por el puente del diablo y voy saliendo del bosque para entrar en zona de viviendas. Allí en Oloron St. Croix me topo con el coro de las ocas (3 ocas alineadas tras un muro de un finca, enseñando cuello y cabeza y graznando a mi paso). Paso por la iglesia de la St. Croix y bajo un montón de escaleras para llegar a Oloron St. Marie.
Y ahora ¿dónde duermo? La última vez que no me dejo ayudar
¿Y ahora qué? Subo una calle hacia una iglesia, le echo unas fotos y voy con mi papelito en la mano con las direcciones de los posibles sitios donde dormir. Una señora intentar ayudarme... pero yo no le doy oportunidad. Veo la señal del camino y me creo que por allí encontraré el albergue. Por no dejarme ayudar fui y volví al mismo sitio y después tuve que desandar más del camino recorrido. Al final encuentro la dirección que llevaba apuntada, pero el albergue estaba cerrado. Una Mme. a la que abordé, me hizo el favor de llamar al teléfono que llevaba apuntado y dejó un mensaje en el contestador... no creo que esto funcione... pregunto en una farmacia para ir en busca de un hotel que lleva en mi lista y me explican por donde ir. La dirección era correcta pero la distancia que me dijeron no tenía nada que ver con la realidad (los 300 metros a mi me parecieron más de 600). Un joven me vió con el papelito y me confirmó que llevaba la dirección correcta, una pregunta más a otro peatón y por fin llego al hotel y me quedo allí a dormir.
Después de dar un paseo por la ciudad, compro algo y ceno en la habitación.
La noche
Esta noche es a las 3:25 cuando despierto de un sueño bastante desagradable; enseguida apunto todo lo que recuerdo: Mi mente (mi yo mismo), sigue desafiándome mientras duermo. Esta vez mi mente ha sido mucho más torpe que ayer, una burda manipulación que, utilizando a mi hija y un pequeño incidente imaginario entre ella y una comunidad de vecinos, repercute en un problema serio que se supone tengo yo con esa comunidad de vecinos. En sueños, yo pierdo el control y arremeto contra mi hija por haber dado lugar a esa situación... ¡qué locura!, que mal rato y cuanta tensión... menos mal que ha sido un sueño, pero eso a veces ocurre en la vida real, cuando, por una nimiedad, cargamos contra quien no tiene culpa alguna, no buscamos el fondo de la cuestión ni a los verdaderos responsables que causan tensión y sufrimiento.
Afortunadamente, mi YO está vigilante cada vez más intensamente y además de despertarme para evitar la manipulación de mi mente, me ayuda a desenmascarar a esa mente manipuladora y torturadora que quiere seguir teniéndome atrapado y paralizado. Noto los importantes progresos que voy haciendo para escapar de mi esclavizadora mente.
Entre la valla alta y la vereda que está imposible, llena de zarzas, no me queda otra opción que volver atrás. Decido meterme por el prado de las vacas y entro como puedo... voy junto a la valla, pero por dentro. Percibo como me siguen, todas, sin hacerles mucho caso. De pronto una de ella se lanza hacia mi y me paro. Me doy la vuelta y la miro... se para... yo me acerco y ella retrocede. Intento acercarme y no quiere. Lo intento con otra y esa sí me permite acariciarla. Esto me sirve para que la otra más agresiva se calme. Por fin decido seguir y veo y grabo como todas ellas y a cierta distancia me siguen. Llego al final del prado y me despido. Salto como puedo el muro de piedra y entro en una granja donde me encuentro con el corderito mimoso, lo acaricio y me voy. Campo a través consigo llegar al camino correcto... ¡Vaya trago lo de las vacas!
Comida en el bosque (lentejas calentitas)
El sendero me lleva a otras granjas y finalmente se adentra en un bosque. Qué maravilla, qué paz, qué preciosa mañana soleada, qué árboles tan enormes... Camino fácil, emociones desbordadas y la cerveza en mi riñonera esperando a ser abierta. Cuando pienso en ella "la cerveza" me llega la inspiración:
la tomaron los romanos,
y yo no voy a ser menos,
en mi camino a Santiago.
Bueno se va haciendo la hora de comer, espero un poco hasta ver si encuentro un sitio ideal para hacer un poco de fuego y calentar mis lentejas. Después de bajar bastante, oigo un río... aquí me paro, comida en medio del bosque y con sinfonía del agua al pasar. Preparo un mini-fuego en medio del camino, pongo mi latita de lentejas a calentar y mientras tanto... ¡Abro mi cerveza y me tomo un aperitivo con mis almendras preparadas por mi mismo en Calpe! Las sensaciones os las podéis imaginar ya que no tengo palabras para expresarlo.
Doy cuenta de las lentejas en mi cacito y algo más (incluyendo el queso de la Mme de los Patou). Un ratito más de relax, visita al río y fotos, siempre fotos.
Retomo el camino y después de una larga marcha a través del bosque, paso por el puente del diablo y voy saliendo del bosque para entrar en zona de viviendas. Allí en Oloron St. Croix me topo con el coro de las ocas (3 ocas alineadas tras un muro de un finca, enseñando cuello y cabeza y graznando a mi paso). Paso por la iglesia de la St. Croix y bajo un montón de escaleras para llegar a Oloron St. Marie.
Y ahora ¿dónde duermo? La última vez que no me dejo ayudar
¿Y ahora qué? Subo una calle hacia una iglesia, le echo unas fotos y voy con mi papelito en la mano con las direcciones de los posibles sitios donde dormir. Una señora intentar ayudarme... pero yo no le doy oportunidad. Veo la señal del camino y me creo que por allí encontraré el albergue. Por no dejarme ayudar fui y volví al mismo sitio y después tuve que desandar más del camino recorrido. Al final encuentro la dirección que llevaba apuntada, pero el albergue estaba cerrado. Una Mme. a la que abordé, me hizo el favor de llamar al teléfono que llevaba apuntado y dejó un mensaje en el contestador... no creo que esto funcione... pregunto en una farmacia para ir en busca de un hotel que lleva en mi lista y me explican por donde ir. La dirección era correcta pero la distancia que me dijeron no tenía nada que ver con la realidad (los 300 metros a mi me parecieron más de 600). Un joven me vió con el papelito y me confirmó que llevaba la dirección correcta, una pregunta más a otro peatón y por fin llego al hotel y me quedo allí a dormir.
Después de dar un paseo por la ciudad, compro algo y ceno en la habitación.
La noche
Esta noche es a las 3:25 cuando despierto de un sueño bastante desagradable; enseguida apunto todo lo que recuerdo: Mi mente (mi yo mismo), sigue desafiándome mientras duermo. Esta vez mi mente ha sido mucho más torpe que ayer, una burda manipulación que, utilizando a mi hija y un pequeño incidente imaginario entre ella y una comunidad de vecinos, repercute en un problema serio que se supone tengo yo con esa comunidad de vecinos. En sueños, yo pierdo el control y arremeto contra mi hija por haber dado lugar a esa situación... ¡qué locura!, que mal rato y cuanta tensión... menos mal que ha sido un sueño, pero eso a veces ocurre en la vida real, cuando, por una nimiedad, cargamos contra quien no tiene culpa alguna, no buscamos el fondo de la cuestión ni a los verdaderos responsables que causan tensión y sufrimiento.
Afortunadamente, mi YO está vigilante cada vez más intensamente y además de despertarme para evitar la manipulación de mi mente, me ayuda a desenmascarar a esa mente manipuladora y torturadora que quiere seguir teniéndome atrapado y paralizado. Noto los importantes progresos que voy haciendo para escapar de mi esclavizadora mente.