La mañana
Después de mirar papeles y analizar las diferentes posibilidades para conseguir avanzar en el camino y en el BLOG, aparece la señora de la limpieza del albergue y le pregunto si puedo hablar con Luisma, el hopitalero; al rato vuelve y me da su teléfono. Ya está, la ayuda que necesitaba; salgo a tomar café al hotel cercano y hablo con Luisma, que, como esperaba, me da todas las facilidades para que use su ordenador. Desayuno, vuelvo al albergue, dejo todo listo para recogerlo más tarde y me encamino a casa de Luisma. En el camino una sorpresa: alguien dejo el guante que llevaba desparejado, el que hacía pareja con el marrón que encontré ayer; hoy ya tengo los dos ¡Gracias al camino y al caminante que los dejó!
Después de mirar papeles y analizar las diferentes posibilidades para conseguir avanzar en el camino y en el BLOG, aparece la señora de la limpieza del albergue y le pregunto si puedo hablar con Luisma, el hopitalero; al rato vuelve y me da su teléfono. Ya está, la ayuda que necesitaba; salgo a tomar café al hotel cercano y hablo con Luisma, que, como esperaba, me da todas las facilidades para que use su ordenador. Desayuno, vuelvo al albergue, dejo todo listo para recogerlo más tarde y me encamino a casa de Luisma. En el camino una sorpresa: alguien dejo el guante que llevaba desparejado, el que hacía pareja con el marrón que encontré ayer; hoy ya tengo los dos ¡Gracias al camino y al caminante que los dejó!
Paso toda la mañana en casa de Luisma, escribiendo la etapa del día anterior y algunas cosas más; no me cunde demasiado por trabajar con Apple (por primera vez). No obstante, la charla y el ágape que me puso para almorzar, también tomaron su tiempo ¡Una vez más gracias Luisma por todo! Como te prometí, cuando publique mi libro, volveré para darte un ejemplar dedicado. Él me dijo que también está escribiendo un libro; con lo que me contó de las historias vividas en el albergue ¡ya tendrá interés ya!, como dicen por esta tierra.
La tarde
Bien pero un poco flojo, el día anterior me encontré muy fuerte, pero dormí poco, menos de 6 horas y, además, el parón para escribir, me corto un poco el ritmo. Si a eso unimos que al rato de empezar (salí sobre las 15:00). Me encontré una cuesta muy larga y a veces bastante pronunciada, pues eso, que iba lento y con menos alegría que otros días.
No duró mucho ese estado, pues llegando a Ciranqui, me pasaron dos chavales jóvenes, en bici, y me dicen que van para Estella; pues buen viaje, por si no volvemos a vernos.
¡Pues va a ser que sí!... pasando por Ciranqui los cojo poniendo el sello, los adelanto y al rato ellos de nuevo me pasan (foticos para el álbum de mi camino). La bajada es pronunciada y además con escaleras, difícil para un ciclista. Y la subida? Pues como la bajada, pie a tierra que diviso, yendo detrás, y percibo que uno de ellos está en dificultades... bueno, ya pasó, se suben en la bici y parten. Yo sigo caminando, más lento pero ya con ritmo, el campo luce sus galas y muestra el verde de cosechas futuras. El sol va bajando, el cartel del albergue, una nueva subida, la fuente y ya llego, como decía el cartel del río, pasada la fuente a la izquierda.
Llamo a la puesta y la preciosa Verónica que me acoge en su casa. Esplendida para recuperar la paz, pregunto y me dice que hay dos peregrinos, sí, un par de chicos que llegaron en bici. Les saludo, son ellos José María y Javier, los de antes, se quedaron el Lorca (Navarra), seguramente para hacerme compañía. Voy a hacer la compra para la cena, me ducho, cenamos, charlamos y rendido me acuesto muy temprano; ni siquiera pude leer el... AHORA, me dormí muy pronto y me desperté cuando me avisó el móvil (mi descanso más largo desde que empecé). Gracías a José María, Javier y a la magnifica casa albergue de Lorca: www.labodegadelcamino.com tno. 948541327-162