Empecé sobre las 8, después de haber desayunado en el albergue. Hay dos opciones y yo decido ir por Samos. Salgo por la carretera y después de un buen tramo de subida por la orilla de la carretera, viendo como chorrea agua de las laderas rocosas que acaba en el río que va por la izquierda, el camino tira por la derecha siguiendo al río. Antes, desde la carretera se ven cascadas, primero una pequeña y luego una preciosa a la que se puede bajar por un sendero y acercarse hasta el borde del agua... que fantásticas fotos y videos pude tomar allí.
Una vez en la senda de tierra que sale a la derecha de la carretera, de pronto se ven algunas viejas casas de piedra, prácticamente metidas en el río ¿o el río el que se mete en las casas? Sitio precioso que tiene el nombre de S. Cristovo do Real... fotos y más fotos y sigo por la senda del bosque, siempre sintiendo el río, siempre viendo acequias y arroyos que acaban alimentando las aguas de ese río, el Oribio.
En el camino, árboles enormes y preciosos, caprichos de la naturaleza, que quedan atrapados en mi cámara. Sin darme cuenta, siguiendo las flechas, tiro hacia la izquierda y acabo en la carretera. Estoy en Renche y allí justo donde subo a la carretera, un sendero con la flecha amarilla que vuelve a bajar en busca de otro pueblo (Lastres) a la zona de la derecha. En esa zona hay dos variantes. Hubiera sido mejor no subir a la carretera y seguir más o menos de frente por el bosque y hubiera cruzado la carretera unos 3 km más adelante.
Cuando llegué a la carretera en Renche, miré la foto que tenía en mi cámara y decidí seguir por el arcén en vez de volver a irme hacia la derecha en busca del camino. Al tramo por carretera, de unos 3 Km, le siguió el camino que lleva a Samos y que, desde la carretera, sale a la izquierda. Si hubiera seguido el camino de tierra habría ido hacia la izquierda también y hubiera cruzado la carretera por un túnel.
Un ratito más y llego a Samos, las primeras casas no me dan todas las pistas, pero de pronto, a la derecha ya se ve el pueblo abajo. Por ahí suena otro río. Este no es el Oribio, es el Sarria y baja junto al camino que me lleva al pueblo y al monasterio.
El río me sigue y cruza bajo el camino para pasar junto al monasterio. Tomo café, dejo mis trastos en la cafetería y me voy a ver el monasterio de Samos después de haber sacado un buen número de fotos del entorno.
El monasterio
Dentro del monasterio me recibe Julia y me va llevando por las diferentes zonas y explicando lo que allí se puede ver. Muy interesante aunque como suele ocurrir a veces, hay piedras originales (pórtico románico del s. VIII, con el símbolo de la vida -el círculo- y superpuesto, el de la eternidad - una filigrana con cuatro puntas en elipse que acaban unidas-).
El claustro, según me cuenta, es el más grande de España. Pero muchas zonas están reconstruidas ya que un incendio provocado por una explosión del laboratorio donde hacían el licor Benedictine, lo destruyó casi todo. En la zona reconstruida, en la parte superior, murales de varios pintores sobre los milagros de S. Benito. La iglesia tiene estatuas de los reyes astur-galaicos Fruela y Alfonso II, protectores del monasterio.
Del monasterio a la cafetería y después a la biblioteca. Allí me encuentro a María, quien muy amablemente me permite estar un buen rato escribiendo mi blog. Es la hora de irse a comer y coincidimos en la cafetería para tomar una cerveza.
La tarde
Yo me voy a comer al prado que hay frente al monasterio, hay que aligerar peso de la riñonera y disfrutar de las ocas, el río y la vista del monasterio. Después a tomar el café en otro sitio y a hacer tiempo para volver a la biblioteca a las 4. Allí sigo con la puesta al día del blog hasta las 5 y algunos minutos. Me despido, ¡Gracias a María y a Samos! y vuelvo al camino.
Una vez en la senda de tierra que sale a la derecha de la carretera, de pronto se ven algunas viejas casas de piedra, prácticamente metidas en el río ¿o el río el que se mete en las casas? Sitio precioso que tiene el nombre de S. Cristovo do Real... fotos y más fotos y sigo por la senda del bosque, siempre sintiendo el río, siempre viendo acequias y arroyos que acaban alimentando las aguas de ese río, el Oribio.
En el camino, árboles enormes y preciosos, caprichos de la naturaleza, que quedan atrapados en mi cámara. Sin darme cuenta, siguiendo las flechas, tiro hacia la izquierda y acabo en la carretera. Estoy en Renche y allí justo donde subo a la carretera, un sendero con la flecha amarilla que vuelve a bajar en busca de otro pueblo (Lastres) a la zona de la derecha. En esa zona hay dos variantes. Hubiera sido mejor no subir a la carretera y seguir más o menos de frente por el bosque y hubiera cruzado la carretera unos 3 km más adelante.
Cuando llegué a la carretera en Renche, miré la foto que tenía en mi cámara y decidí seguir por el arcén en vez de volver a irme hacia la derecha en busca del camino. Al tramo por carretera, de unos 3 Km, le siguió el camino que lleva a Samos y que, desde la carretera, sale a la izquierda. Si hubiera seguido el camino de tierra habría ido hacia la izquierda también y hubiera cruzado la carretera por un túnel.
Un ratito más y llego a Samos, las primeras casas no me dan todas las pistas, pero de pronto, a la derecha ya se ve el pueblo abajo. Por ahí suena otro río. Este no es el Oribio, es el Sarria y baja junto al camino que me lleva al pueblo y al monasterio.
El río me sigue y cruza bajo el camino para pasar junto al monasterio. Tomo café, dejo mis trastos en la cafetería y me voy a ver el monasterio de Samos después de haber sacado un buen número de fotos del entorno.
El monasterio
Dentro del monasterio me recibe Julia y me va llevando por las diferentes zonas y explicando lo que allí se puede ver. Muy interesante aunque como suele ocurrir a veces, hay piedras originales (pórtico románico del s. VIII, con el símbolo de la vida -el círculo- y superpuesto, el de la eternidad - una filigrana con cuatro puntas en elipse que acaban unidas-).
El claustro, según me cuenta, es el más grande de España. Pero muchas zonas están reconstruidas ya que un incendio provocado por una explosión del laboratorio donde hacían el licor Benedictine, lo destruyó casi todo. En la zona reconstruida, en la parte superior, murales de varios pintores sobre los milagros de S. Benito. La iglesia tiene estatuas de los reyes astur-galaicos Fruela y Alfonso II, protectores del monasterio.
Del monasterio a la cafetería y después a la biblioteca. Allí me encuentro a María, quien muy amablemente me permite estar un buen rato escribiendo mi blog. Es la hora de irse a comer y coincidimos en la cafetería para tomar una cerveza.
La tarde
Yo me voy a comer al prado que hay frente al monasterio, hay que aligerar peso de la riñonera y disfrutar de las ocas, el río y la vista del monasterio. Después a tomar el café en otro sitio y a hacer tiempo para volver a la biblioteca a las 4. Allí sigo con la puesta al día del blog hasta las 5 y algunos minutos. Me despido, ¡Gracias a María y a Samos! y vuelvo al camino.
Desde Samos salgo por la carretera, siguiendo el curso del río Sarria. Surgen algunas pequeñas aldeas, algunas pequeñas cascadas y voy entretenido tomando fotos. Unos kilómetros más adelante vuelve a haber dos opciones para seguir el camino.
Yo tiro por el camino más corto, aunque no sea el más bonito: la carretera que me lleva directamente a Sarria. La otra opción, que sale por la derecha, se adentra en el bosque y en los prados y acaba enganchando en el camino que va directamente de Triacastela a Sarria, el que yo no he cogido en ningún momento del día, aunque es el más corto, pero no el más bonito (contrastado con algún peregrino que vino por allí).
La noche
Llegué al albergue de los últimos y veo algún conocido. Me voy a comprar algo para la cena o a cenar por ahí, ya veremos. Busco y no encuentro lo que me apetecía para cenar y después de comprarme fruta, una cerveza y algo más, vuelvo al albergue y ceno una empanada calentita y algo más. Después me ducho y me pongo a tomar notas de la ruta del día. Como había mucha gente y ya empezaban los ronquidos, me quedo en el comedor leyendo, hasta las tantas, hasta que me entre el sueño. Era casi la 1 a.m. cuando subí al dormitorio, ya estaba todo más calmado y me dormí pronto.
Como no tuve tiempo por la tarde-noche, por la mañana, al despertar, solo pude apuntar a algunos peregrinos; otros ya se habían ido cuando cogí la libreta. Mis notas dicen que entre los que dormimos allí estaban:
> Los conocidos de O'Cebreiro: Iñaki (el de los 10.000 Km) y su amigo Juan (sisomo) más Ismael.
> Cecilia (argentina) y Francisco (Barcelona) que son pareja y esperan a su hijo/a que ya pasea por el camino de Santiago antes de nacer. Si es niño se llamará Tiago y si es niña, creo que dijeron Carla.
> 2 José Luis (felicidades, hoy es San José), padre e hijo que son de Barcelona, van en bici y empezaron en Roncesvalles.
> Celia y José Manuel que son de Oviedo y este año continúan desde Sarria lo que empezaron en el 2007 en Roncesvalles.
Yo tiro por el camino más corto, aunque no sea el más bonito: la carretera que me lleva directamente a Sarria. La otra opción, que sale por la derecha, se adentra en el bosque y en los prados y acaba enganchando en el camino que va directamente de Triacastela a Sarria, el que yo no he cogido en ningún momento del día, aunque es el más corto, pero no el más bonito (contrastado con algún peregrino que vino por allí).
La noche
Llegué al albergue de los últimos y veo algún conocido. Me voy a comprar algo para la cena o a cenar por ahí, ya veremos. Busco y no encuentro lo que me apetecía para cenar y después de comprarme fruta, una cerveza y algo más, vuelvo al albergue y ceno una empanada calentita y algo más. Después me ducho y me pongo a tomar notas de la ruta del día. Como había mucha gente y ya empezaban los ronquidos, me quedo en el comedor leyendo, hasta las tantas, hasta que me entre el sueño. Era casi la 1 a.m. cuando subí al dormitorio, ya estaba todo más calmado y me dormí pronto.
Como no tuve tiempo por la tarde-noche, por la mañana, al despertar, solo pude apuntar a algunos peregrinos; otros ya se habían ido cuando cogí la libreta. Mis notas dicen que entre los que dormimos allí estaban:
> Los conocidos de O'Cebreiro: Iñaki (el de los 10.000 Km) y su amigo Juan (sisomo) más Ismael.
> Cecilia (argentina) y Francisco (Barcelona) que son pareja y esperan a su hijo/a que ya pasea por el camino de Santiago antes de nacer. Si es niño se llamará Tiago y si es niña, creo que dijeron Carla.
> 2 José Luis (felicidades, hoy es San José), padre e hijo que son de Barcelona, van en bici y empezaron en Roncesvalles.
> Celia y José Manuel que son de Oviedo y este año continúan desde Sarria lo que empezaron en el 2007 en Roncesvalles.