Me levanto sin prisas y, después de asearme, pregunto a Ángel si puedo desayunar en el albergue. Me prepara una tostada con pan gallego, tan buena como las mejores que recuerdo.
Gracias a los amigos del albergue: Susana, Fina y Ángel. Ahí van sus datos para los posibles interesados: Albergue Ntra.Sra. del Pilar Rabanal del Camino Tnos. 616 089 942 y 987 631 621 / 2
Después de cargar mis cosas y despedirme de Joan, empiezo a caminar sobre las 08:45. Los demás ya salieron hace rato. El camino hacia arriba, por el monte... todo verde, algo de llovizna y el camino encharcado pero practicable. Pronto aparece una fuente, un área de descanso y allí dejo a Georges y Monique.
Sigo y alcalzo Foncebadón, donde veo un albergue y paso a tomar un café y calentarme un poco. Me atiende Tere y me cuenta que alli también trabajan Felipe, Oscar y Álvaro para dar el mejor servicio al peregrino ¡no me cabe la menor duda! Gracias amigos del albergue Monte Irago de Foncebadón Tno. 695 452 950 y a Georges y Monique que me devuelven el gorro que se me cayó en el camino (allí los dejo junto al fuego y con un café).
A por la "Cruz de Ferro" , donde aligeraré el peso de mi mochila. Las dos piedras que llevé de Calpe a Lourdes y que cargo en mi mochila desde allí, se quedarán en la "Cruz de Ferro", para aumentar el montón. Eso sí, antes hay que pedir un deseo.
Al llegar me preparo y llamo a Andrea, mi nieta mayor... después de que piense su deseo, suelto su piedra y ella recibe el ruido a través del auricular. Después pido mi deseo y suelto mi piedra junto a la de mi nieta... ¡la suerte está echada!
La piedra que cogí en Calpe y dejé en la Cruz de Ferro |
La mañana está preciosa, nubes/niebla por el camino, nieve junto al camino y buena temperatura... ya no llueve, sólo algún ratito pero muy suave. Me paro en Manjarín a saludar a los del albergue y a tomar algo... me vuelven a pasar la pareja francesa y poco a poco me pongo a su altura, nos hacemos unas fotos y sigo en busca de mi meta de hoy: El Acebo.
Antes de llegar a El Acebo aparece Manjarín y estas curiosas señales que nos indican la distancia a lugares tan diferentes a lo largo y ancho del mundo. Alli hay un sitio pintoresco con los que podríamos llamar "los últimos Templarios". Paro a salu- darlos y me tomo otro cafe.
Cuando ya he visto el cartel que anuncia el albergue, se pone a llover con ciertas ganas. Aligero el paso y enseguida llego, pero... he vuelto a perder un guante ¡vaya día que llevas!
La comida y la tarde
En el hostal-albergue me reciben y me muestran el sitio, suelto la carga y bajo a registrarme. Hablamos de la comida y decido el menú antes de irme a la ducha. Las 2 americanas y la holandesa están comiendo.
Cuando bajo a comer, allí veo también a los 2 daneses con el joven alemán (Matías) y la pareja francesa, a quienes pregunto si han visto mi guante... esta vez no hay suerte, no lo han visto. Los franceses se van mientras yo como. Al momento vuelve Georges con el guante que perdí en la mano... me dice que dos chicas que acaban de llegar se lo dieron.
Son ellas, Rita y Ana (ella lo encontró a la puerta del mesón). Las invito a sentarse a mi mesa y aceptan de buen grado. Comemos, charlamos y al final ellas deciden irse para seguir avanzando ya que tienen pocos días y necesitan ir deprisa para conseguir llegar a Santiago ¡Buen camino! ¿Qué como fue la comida? Sencillamente magnífica: De entrada una prueba de caldo berciano, de primero sopa de trucha (estupenda) y luego filete sabrosísimo con pimiento rojo y patatas.
Y para la cena ya hemos quedado en que me hacen "sopa castellana"
Ellos son: Jesica, Gumersindo, Angel y Ricardo Mesón el Acebo
La tarde tranquila, a veces soleada, a veces lloviznando. Todo perfecto, la cena (con los daneses y el alemán) y el dormir (a pesar de los ronquidos).
Ah! Y ganó mi equipo