Desayuno en el mesón del pueblo con los compañeros de anoche (Bert y Dominique). Acabo antes que ellos y salgo el primero. Empiezo a andar antes de las 8:15 después de prepararme por si la lluvia o la nieve.
El de hoy es un recorrido mucho más entretenido que ayer, hay varios pueblos y seguro que en alguno podre tomar otro café. Me siento muy bien y camino rápido, el frío como los últimos días y la mañana de entrada bien. Voy por la orilla de la carretera para evitar despistes como el de ayer (hay varios trazados y uno de ellos se adentra en un bosque). Como es temprano y apenas circulan coches, voy por el camino más recto.
Al rato empiezo a percibir ciertos copillos de nieve. De momento apenas nada... y llego a Lédigos, fotos a las bandadas de palomas y a seguir. Al llegar a Terradillos veo a los dos viejos compañeros que me encuentro frecuentemente en las últimas fechas. De Bert y Dominique no hay noticias... no es extraño, llevo una marcha de unos 6 km/hora y ellos salieron detrás.
La nieve sigue y tengo que ponerme el chubasquero. En cualquier caso, apenas deja algunas zonas de blanco... y así voy ganando pueblos; ahora Moratinos, donde dos trabajadores de la construcción están pasando más frío que yo; les pregunto por el café y me dicen que en el siguiente pueblo. Bueno, espero que sea cierto y pueda calentarme un poco.
Sigue nevando y ya va dejando más huella en los árboles y en los caminos. Encuentro el bar y allí está mi café y además, a la lumbre de una chimenea que tienen ya a pleno rendimiento. La opción es clara, aquí se está divinamente... al menos un ratito me quedaré aquí.
Llamo a mis hijos y me confirman que en Madrid también está nevando... en el barrio de mi hija más que en el de mi hijo. Al calor de la chimenea y sin muchas ganas de salir, voy viendo llegar a los compañeros: primero S & S y después, cuando ya me iba, aparecieron Bert y Dominique.
Yo sigo lanzado a por Sahagún y cuando salgo ya ha desaparecido la nieve, del cielo y de los campos (fue muy leve y el poco viento se la llevó rápido). A buen ritmo y con muchas ganas de andar van corriendo los kilómetros y aparece Sahagún en el horizonte. Tardaría aún en llegar más de media hora, puesto que, por carretera es directo, pero por los caminos nos van dando vueltas y más vueltas. Paso por la "Ermita del Puente", que está en pleno proceso de rehabilitación, y un ratito después estoy entrando en Sahagún. Son las 13:15 y estoy saludando a Javier en el albergue. Precioso lugar para pernoctar, una antigua iglesia convertida en sala de conciertos y en la parte de la entrada de la antigua iglesia el albergue ocupando la parte de abajo y la de arriba de la iglesia. Bastante bien resuelto el doble uso, aunque el problema es la altura y la imposibilidad de calentar adecuadamente el recinto... esta noche la manta es más imprescindible que nunca.
La comida, los demás peregrinos y los preparativos para la cena
Como llegué pronto, pude ir a hacer la compra y comer en el albergue (una fabada litoral rica, rica y alguna cosilla más).
Cuando llego con la bolsa de la compra van apareciendo los otros peregrinos que me voy encontrado estos días: Rubén, Silvia y Alan y también Dominique y Bert... de momento somos seis. Cada uno a su ritmo pero todos haciendo lo mismo... aseo personal, cuidados sobre todo a los pies, la colada, reponer fuerzas y relajarse.
Les voy hablando de preparar una cena común y de que me ofrezco a hacerla para todos. La propuesta va teniendo aceptación y cuando estamos juntos voy añadiendo más detalles: propongo tres opciones, todas ellas con carne pero de diferente tipo de animal (pollo, ternera o cordero). Aunque alguno se decanta inicialmente por el pollo, finalmente triunfa la opción del cordero al "estilo Ati". Ya les dije que es mi plato más exclusivo y que no lo ponen en ningún restaurante... o lo cocino yo o nadie más les puede hacer el cordero de esa forma. Los que ya lo han probado: familiares y amigos han dejado siempre el plato completamente limpio y siempre les ha sabido a poco... algo tendrá mi cordero para que tenga tanto éxito.
Les hago la lista de ingredientes a comprar y que tienen que hacerle al cordero en la carnicería y les prometo volver, después de actualizar el blog (hoy gratis en la biblioteca de Sahagún), para prepararles la cena. No me cabe la menor duda... mi cordero triunfará esta noche también, esta vez para nuevos amigos y lejos de mi cocina... en la iglesia-albergue de Sahagún.
Estando en la biblioteca, a mi lado se ponen unas niñas preciosas que están conectándose a internet (ella no quiere decir su nombre, es rubia, blanquita y con una coleta y una sonrisa pícara). Ana, la otra chica le ofrece un caramelo a la rubita y como esta le dice que no lo quiere porque aún no ha merendado... pues al final el caramelo acaba en mi boca (gracias ojazos bonitos, morenita Ana). Estoy en estás y aparece la peque, María, la hija de Sonia la que me abrió la biblioteca... María y Ana me dan charla y la oportunidad de mostrarles la foto de mis nietas... ¡Qué rato tan delicioso pasé con las peques! y todo esto gracias a Sonia, la responsable de la biblioteca de Sahagún... y mientras tanto la nieve sigue cayendo sobre los tejados y Ana se asombra de que yo pueda escribir en el teclado mientras miro los ojos de María, Ana y Rebeca, la rubita que por fin me dijo su nombre.
La cena finalmente fue un fiasco. De lo acordado nada de nada. Alguien convenció a los demás que era mejor cambiar todo lo acordado y cuando volví para preparar la cena, ya habían preparado otra cosa y estaban listos para cenar a las 7:30 de la tarde. Reconozco que no me sentó bien tal manipulación de lo acordado entre todos y que las excusas que me dieron no me parecieron razonables. Por tanto, aproveche para salir a hacer fotos a la ciudad nevada y después regresé al albergue a cenar.
Lo que paso después es secreto del camino... en cualquier caso la noche no fue tranquila ya que el que lo lió todo se largo y vino bastante contento y armó bastante ruido cuando todos estábamos ya durmiendo. No siempre es fácil que las cosas fluyan y no todos los peregrinos saben comportarse en los albergues.